Manuel Mª Camero González: Psicólogo.

Inconsciente e hipnosis clínica, una simbiosis terapéutica, la hipnosis clínica en su relación con el inconsciente (ICC).

Desde que Freud descubriera el Inconsciente (Icc) a través de sus experiencias con la Hipnosis y Charcot, es mucho lo que se ha escrito sobre el Icc y tanto adeptos como detractores cuando hablamos del Icc queda patente la sensación de que hablamos de algo oculto, en las sombra de la psique del ser humano hasta el punto de quedar una percepción negativa del mismo que induce a no querer profundizar en la búsqueda de ese conocimiento interior, es un saber del que no queremos saber.

Desearía plasmar mi visión del Icc desde un punto de vista pedagógico, de autococimiento y sanador, como aliado y un auténtico potencial de las capacidades psíquicas del ser humano. Hacer de este constructo algo cercano y perceptible en nuestro día a día olvidándonos de la etimología y la semántica de la palabra y no solamente como elemento relacionado con las distintas enfermedades mentales, sino más bien como una dimensión más del ser humano. Y todo ello en un contexto social cada día más científico donde algo existe si es una variable medible, observable y cuantificable y en caso contrario queda relegado a pseudociencia, pero nos guste o no sigue presente y guiando  nuestro bienestar, calidad de vida y en definitiva nuestra conducta.

Es difícil ser original en esta materia, cosa que no pretendo, pero analicemos nuestro Icc e intentemos dar respuestas a las preguntas que todos seguro nos hemos hecho alguna vez.

 

¿Existe el Inconsciente?

Para ello me remito a Descartes, desde el racionalismo,  donde la razón es la base de la adquisición del aprendizaje, donde quería alcanzar la certeza desde la duda metódica, es decir, dudando de todo. La duda como método en su extensión finaliza en el saber que estoy pensando y por tanto este hecho demuestra nuestra existencia. Recordemos su máxima: “cogito ergo sum”  “pienso luego existo” es decir, por el simple hecho de pensar ya existo. De esta forma nace en parte la subjetivación, pues apliquemos esa máxima al Icc: el hecho de pensar en él  hace que exista. Tomemos como ejemplo el sueño. En los sueños se observa que hay algo más allá del sujeto, que piensa sin poder evitarlo. Soñar produce pensamientos, al despertar tenemos la prueba de este hecho, de que esto existe, que podemos transformarlo en el “cogito” de Descartes en relación al Icc. Hay certeza de que se ha producido algo ajeno a la conciencia, sin importar el contenido o los significados. Por tanto el sueño en si es una “certeza” y además aparece en su contenido  una dimensión de lo real.

¿Qué es esa entidad que no controlo? ¿Qué sueña lo que quiere y es ajeno a mi voluntad? ¿Por qué son tan raros los sueños? ¿Por qué sueño con algo que pasó hace 20 años? ¿Qué me pasa? Hay algo que  escapa a mi control. ¿Cómo he podido confundirme y decir lo contrario? ¿Por qué siempre me pasa lo mismo? ¿Por qué me viene siempre este pensamiento? Por tanto tenemos algo que escapa a nuestra mente consciente, racional, controladora, científica, hasta el punto de no querer saber nada de algo que yo no puedo controlar y que es ajeno a mi conciencia y control. Nos encontramos con un saber del que no queremos saber, un saber que no entendemos.

A lo largo de la historia hubo tres grandes golpes al ego humano:

  • Primero, cuando Copérnico demostró que no éramos el centro del universo.
  • Segundo, cuando Darwin dijo que descendíamos de una especie inferior: el mono.
  • Tercero, es el que nos ocupa este espacio, tiempo y pensamiento, es decir, cuando Freud dijo que ni siquiera somos dueño de nuestra mente y conducta, que hay algo que escapa a nuestra conciencia. En la segunda tópica, Freud ubica el Icc en una entidad psíquica llamada “ello”.

Dentro de las dimensiones del ser humano, entiéndase la dimensión física, psicológica, emocional y espiritual, podemos añadir la dimensión Icc.

Intentaré  responder a esta cuestión utilizando metafóricamente las preguntas periodísticas qué, cómo, cuándo, dónde y por qué.

En numerosas ocasiones nos preguntamos si utilizar la palabra Inconsciente o subconsciente. Aunque se pueden utilizar indistintamente en este caso utilizaré la palabra Inconsciente. El prefijo “sub” significa por debajo de y para evitar confusiones entiendo que el Icc está en una misma línea base, un mismo nivel que el Cc aunque separado por diversos fenómenos psicológicos como puede ser la relajación profunda, el sueño y por supuesto el trance hipnótico:

Cc → Relajación → Profundización → Sugestión → Trance → Órdenes hipnóticas → Icc

 

¿Qué es el Icc?

El Icc como decíamos al inicio podemos entenderlo como una dimensión más del ser humano, un lugar en nuestra mente, algo ajeno a la conciencia, el lugar de nuestros deseos y conflictos, un lugar accesible utilizando las técnicas adecuadas o, sencillamente, una bolsa de recursos desaprovechada.

¿Qué sabemos de la existencia del Icc en nuestro día a día? ¿Qué leyes lo rigen? ¿Cómo depurarlo?¿Cómo se expresa?¿Cuál es su lenguaje?¿Cómo comunicarnos con él?¿Podemos reestructurarlo? ¿Miente el Icc?… Podemos hacernos muchas más preguntas pero desde mi punto de vista, el Icc como pieza clave en la psicoterapia o hipnoterapia, es una bolsa de recursos donde la capacidad de aprendizaje del mismo es infinita.

¿Cómo funciona? Podemos poner como ejemplo aprender a conducir o montar en bicicleta.

Partiendo del aprendizaje más simple como es el ensayo y error, podemos sencillamente observar ante distintos tipos de aprendizaje como a través de la repetición mejora la ejecución de la tarea hasta el punto de alcanzar el éxito deseado, y donde ese aprendizaje continua hasta alcanzar otro proceso más profundo donde esa repetición sencillamente se automatiza, lo hacemos sin darnos cuenta, pasa a otra parte de nuestra mente donde se realiza ya sin esfuerzo, control consciente, dudas… Sencillamente actuamos de una determinada forma como si estuviéramos programados e incluso podemos hacer otra tarea paralela como hablar con el acompañante, oír la radio, dialogo interno para organizar nuestro día  a día, etc.

Dentro de esa capacidad de aprendizaje, el Icc  no es analítico, en cambio, es reactivo, responde a determinadas situaciones, estímulos e integra información sin analizarla. Cuando algo se graba en el Icc se queda ahí debido a que el Icc es atemporal, no existe en el ni presente,  ni pasado, ni futuro. Esos aprendizajes adquiridos durante nuestra ontogenia y que nos fueron útiles en su momento se convierten en aprendizajes que ya no se adaptan a nuestro presente, están obsoletas por tanto hay que eliminarlos.

Cuando una experiencia queda grabada en el Icc la respuesta siempre es la misma, repetimos los mismos errores, emociones, pensamiento aun sabiendo que nuestro Icc lo hace para protegernos.

Hay que actualizar y depurar los datos del Icc para adaptarlos a los nuevos tiempos ya que cada vez vivimos en una sociedad más estresada, competitiva y con más prisa. Podemos observar como algunos pacientes reviven totalmente distintas experiencias, traumas o miedos aunque hayan transcurrido bastante tiempo. Podemos cambiar de trabajo, de ciudad, pareja, etc… Y el problema puede seguir ahí. Hay un patrón de conducta que no sabemos evitar o modificar.

¿Cómo depurar nuestro Icc?

Sin duda desde la Hipnosis Clínica, introduciendo nuevos aprendizajes que nos brindan las distintas técnicas hipnóticas.

¿Por qué no maniobrar en el Icc con técnicas de visualización, transformar memorias , eliminar las influencias del pasado , mejorar nuestra autopercepción , revivir y resignificar nuestras experiencias si el Icc es como un gran archivo dinámico que nos da información?. Esto influye en nuestra conducta constantemente, en nuestras decisiones. Estamos influenciados por él. Hay que perder el miedo a nuestro Icc, no hay nada horrible en él. Conocerlo es autoconocimiento, pedagógico, crecer en todos los sentidos y liberarlo de traumas, ya que lo reprimido es el síntoma. La terapia consiste en pasar lo Icc al Consciente de esta forma tomamos conciencia de nosotros mismo y nos ayuda a vivir el presente.

 

¿Cuál es el lenguaje de nuestro Inconsciente?

Su lenguaje no está estructurado tal cual nos expresamos verbalmente, su lenguaje es simbólico, es decir, los conceptos están representados por símbolos, tienen un significado único para cada persona e igualmente se sirve de la metáfora y la metonimia. Estas simbolizaciones pueden ser a nivel visual, auditivo, olfativo, gustativo o cenestésico. Otra forma de conectar con nuestro Icc  es a través del chiste…. ¿lo intentamos?

Un psicoanalista tras varias sesiones con una paciente le indica que “la próxima sesión comenzamos a trabajar con el Inconsciente”. Tras varios segundos de silencio la paciente le responde “¡Doctor eso va a ser imposible!”. El Doctor  pregunta “¿Por qué?”, y la paciente responde: “no creo que mi marido quiera venir a consulta!”.

Independientemente de que el chiste nos resulte divertido, observamos como todo el discurso cobra un sentido distinto, como aparece una tercera persona (Icc), como todo se resignifica, como la subjetividad da distintos significados a un mismo concepto.

Pero después de todo lo expuesto, seamos críticos: ¿Cuál es su principal defecto o virtud?

Podemos estar de acuerdo o no con el inconsciente, pero este no sabe mentir y esto es observable en el lapsus cuando en lugar de decir una mentira sale la verdad.

 

¿Podemos inducir y persuadir  a nuestro Icc?

Por supuesto que sí. Al no ser analítico se le puede “manipular” , inducir, persuadir, influenciar… Para ello basta ver los mensajes subliminales o persuasivos a los cuales estamos constantemente sometidos a través de radio, prensa, redes sociales y televisión. Toda la nueva tecnología nos bombardea y satura  constantemente llevándonos  a la confusión y a establecer dudas, permitiendo esto una mejor manipulación de nuestro mecanismo psíquico.

 

¿Podemos conectar con nuestro ICC para reestructurarlo, modificarlo y/o depurarlo?

Por supuesto que sí. A lo largo del día conectamos con nuestro Icc en distintos momentos de forma natural. Igualmente podemos conectar con nuestro Icc a través de la Hipnosis Clínica, empleando para ello un contexto terapéutico, es decir, un contexto de confianza, confidencialidad y respecto mutuo que junto con las técnicas de inducción Hipnótica, nos permiten conectar con el Icc del paciente. Para ello, es necesario que el paciente acceda voluntariamente a esa tarea y colabore en la realización de la misma hasta alcanzar mediante las distintas técnicas de relajación y profundización

un estado alterado de conciencia que permite conectar con el Icc para modificar y adaptar los distintos aprendizajes de nuestra ontogenia. Con esta técnica observamos como el paciente mejora día a día hasta eliminar ese malestar cínicamente significativo o bien potenciar y desarrollar capacidades intelectuales, físicas o habilidades de distinta índole que mejoran su día a día sin que haya un enfoque patológico de la demanda del paciente.

Es mucho lo que nos queda por descubrir y entender aún en el ser humano y el Icc nos brinda esa dimensión.

 

Conclusión

Sirva este articulo para hacernos tomar conciencia de como algo tan cercano a nosotros no lo vemos, o quizás es tan evidente que no le damos valor o sencillamente no queremos saber de ese saber por miedos, por una visión sesgada durante años en relación al espectáculo o parapsicología donde ha estado tanto tiempo relegado.

Desde el respeto a la ciencia y la investigación posiblemente estemos anclados en la cultura del “pastillazo”, donde todo tiene solución y se hace más fácil a través de cualquier tratamiento farmacéutico.

No deberíamos de permitir como en numerosas ocasiones el ser humano es reducido a un gen y donde esa reducción lleva aparejada una solución farmacológica demostrada científicamente, como por ejemplo el gen de la obesidad y donde la ciencia, esa que nos cataloga como pseudociencia intentan poner nombre a todo, establecer leyes generales sobre la conducta humana hasta el punto de que quien no está dentro de ese perfil, está fuera de la norma y etiquetado en no sé qué grupo o patología, acabando de un plumazo con la idiosincrasia de cada uno, porque somos únicos como personas.

En cambio esta ciencia que rechaza el Inconsciente, algo tan cercano, cotidiano y observable subjetivamente, nos hace creer y entender desarrollando una física teórica, creando hipótesis y partiendo de un supuesto saber cómo que a millones de años luz hay un agujero negro con ciertas características que nos llevan a “otros conocimientos” como horizonte de sucesos ,curvatura del espacio-tiempo donde la fuerza de gravedad es tal que ni la luz puede escapar y que permiten construir más física teórica sin saber si algún día podemos contrastar empíricamente esas hipótesis y sin que hasta el momento haya sido demostrada matemáticamente la existencia de un agujero negro.

Cuando miramos al Universo vemos lo que ocurrió hace millones de años, es decir, nuestro presente es el pasado del Universo o no, si podemos viajar en el tiempo a través de un agujero de gusano y que nos llevaría a otros universos paralelos, etc. Por favor, hagamos que el sentido común sea el más común de los sentidos.

Desde el respeto a la ciencia a la cual le debemos mucho, permítanme este símil o comparación, si existe un agujero negro también existe el Inconsciente y por supuesto la Hipnosis Clínica.

¿Por qué no descubrir el universo psíquico en el que nos hayamos, del que tenemos conciencia y no el que está a millones de años luz?

Debemos de acercar esta herramienta terapéutica a las personas, hacerles entender que es una herramienta terapéutica basada en la palabra. Mejorar día a día esa imagen de la Hipnosis Clínica.

Si la característica principal de las sociedades modernas es la generación de conocimientos, pues centrémonos en ese saber hasta hacerlo cercano y cotidiano a la humanidad aunque no sea algo material, medible, observable y cuantificable.

No olvidemos que el trance es un estado natural que vivimos en numerosas ocasiones a lo largo del día, y entonces, ¿por qué negarlo? Es evidente como el contexto, momento histórico, acontecimientos sociales son necesarios para el desarrollo y éxito de distintos descubrimientos y avances en determinadas áreas.

Para que las ideas, proyectos, iniciativas, teorías, etc,  salgan adelante  y llevarlas a la práctica, todos nos preguntamos “a quien puede beneficiar” pero quizás esta pregunta no esté bien planteada en cuanto a la Hipnosis Clínica y tengamos que preguntarnos “a quién perjudica”.

Os dejo estas preguntas como elemento de reflexión: ¿Estamos en un momento inapropiado contextual y socialmente para el desarrollo de la hipnosis Clínica? ¿Qué papel juegan la televisión y las nuevas tecnologías en la percepción y valoración de la Hipnosis Clínica?