Gabor Filó: Dentista.

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Por lo general, los clínicos son sanadores bienintencionados movidos por el deseo de ayudar. Los hipnotizadores clínicos aún más debido a la intensidad e intimidad del encuentro terapéutico.

Pero…

¿Es posible que esto sea erróneo? ¿Se mencionó durante la formación? Si es así, ¿se utilizó el mantra «toda hipnosis es autohipnosis» como opción para evitar la culpabilidad? ¿Somos ingenuos al pensar que no puede haber usos malintencionados?

Quizá haya un lado oscuro en la hipnosis; quizá haya un lado oscuro en la mayoría de los estados alterados de conciencia que los clínicos pueden encontrar, recomendar o practicar.

Para explorar esto más a fondo, necesitamos un modelo de estados alterados de conciencia (EAC). Hace muchos años, Dennis Wier (Wier, The Way of Trance) ofreció un modelo de los EAC y una exploración abreviada del lado oscuro.

El espacio impide una discusión en profundidad de sus premisas subyacentes; sin embargo, la siguiente lista es un esquema de EAC progresivas que se basan en combinaciones de las anteriores. La premisa fundamental es que todas los EAC parten de una meditación en la que un objeto cognitivo repetitivo es el objeto de atención.

El objeto cognitivo puede ser cualquier cosa interna o externa sobre la cual la atención puede dirigirse repetidamente excluyendo todo lo demás. Hay que tener en cuenta que la meditación es un continuo que va desde la atención unipuntual a la atención plena. También hay que señalar que todas las culturas han tenido históricamente variaciones de la meditación, no es exclusiva de Oriente.

El esquema:

La oscuridad del trance - Esquema

Esta lista de EAC se engloba bajo la rúbrica de Trance, que es un término bastante impreciso, más antropológico que clínico. Sin embargo, se utilizará indistintamente, ya que no disponemos de definiciones indiscutibles de estos estados, si es que son estados reales y no meros estados mentales. El lado oscuro, para este debate, es cualquier consecuencia o secuela negativa relacionada con cualquiera de estas prácticas.

La meditación es una experiencia individual que utiliza cualquier objeto cognitivo en el que se puede concentrar repetidamente. La respiración es el objeto universal habitual, pero puede utilizarse cualquier cosa, desde un mandala hasta la conciencia plena. Si cualquier objeto de pensamiento externo se entromete, se convierte en una experiencia hipnótica, ya que deja de ser una experiencia monádica para convertirse en una experiencia diádica causada por la intrusión del objeto cognitivo secundario.

Anna Lutkajtis (Lutkajtis, The Dark Side of Dharma) examina exhaustivamente todas las variedades de meditación y las diversas psicopatologías que se derivan de su práctica. Por lo tanto, si uno medita, debe ser consciente de que muchas cosas pueden ir mal con el tiempo, y es probable que así sea. La cuestión es qué hacer al respecto. Si uno tiene un maestro, un gurú, con experiencia en estas cosas, la ayuda puede estar al alcance de la mano.

Por otra parte, si uno se expone a un instructor occidental que se limita a chapotear, esa ayuda puede faltar. Basta con hurgar en los medios de comunicación que hablan de meditación para darse cuenta de que se menciona muy poco o nada oscuro. La meditación se ha convertido en la favorita de los defensores de la salud, los psicoterapeutas y los instructores de yoga, entre otros. Sin embargo, rara vez o nunca reconocen que existe un lado oscuro. Esto puede ser intencionado, ya que la meditación es bastante lucrativa, o involuntario debido al desconocimiento.

En Occidente tenemos la mala costumbre de apropiarnos de ideas, técnicas y prácticas. El problema surge al sacar el método de su contexto cultural, en el que los problemas del lado oscuro son conocidos, esperados y tienen generaciones de remedios. Cuando nos encontramos con las secuelas del lado oscuro, estamos inadecuadamente preparados para tratarlas. Podemos clasificar los signos y síntomas como psicopatologías definidas en Occidente. La definición del diccionario de la Asociación Americana de Psicología del trastorno disociativo en trance es equívoca cuando al mismo tiempo niega la definición con: «En el trastorno en trance, los individuos conservan su identidad habitual, pero tienen una percepción alterada de su entorno. Este tipo de experiencias disociativas son comunes en diversas culturas y pueden formar parte de prácticas religiosas habituales; no deben considerarse patológicas a menos que se consideren anormales dentro del contexto de ese grupo cultural o religioso

¿Cómo distinguir entonces una crisis espiritual provocada por una incursión en el lado oscuro de una verdadera psicopatología? ¿Cómo intervenir en nuestro contexto occidental?

La hipnosis, tal y como la define Weir, es un trance meditativo al que se ha añadido un objeto de pensamiento externo. Así, estás sentado en tu almohada de meditación y suena el timbre de la puerta; o quizás tu instructor comienza una meditación guiada. Estas intrusiones se vuelven hipnóticas y alteran el trance. Mientras todas las intrusiones sean neutrales, como el timbre de la puerta, o bien intencionadas, todo seguirá bien.

Este es el lugar perfecto para cuestionar el concepto de intención. Esta palabra suele utilizarse con frecuencia sin definirla ni circunscribirla. Rara vez se menciona en terapia como un supuesto subyacente.

Perplexity AI lo define así

Una intención es un estado mental en el que una persona se compromete a seguir un curso de acción. Implica tanto un contenido, que es el plan de acción, como una actitud de compromiso hacia la ejecución de este plan. Las intenciones se caracterizan por varios rasgos clave:

Compromiso: Las intenciones implican un compromiso práctico para realizar el plan de acción, lo que las distingue de otros estados mentales como los deseos o la admiración.

Condiciones de satisfacción: Las intenciones pueden tener éxito o fracasar, dependiendo de si conducen al curso de acción previsto.

Intencionalidad: Como muchos estados mentales, las intenciones representan posibles estados de cosas.

Evaluabilidad racional: Las intenciones pueden evaluarse como racionales o irracionales.

Tipos: Las intenciones pueden clasificarse en prospectivas (orientadas al futuro) e inmediatas (que guían la acción actual).

Formación: Las intenciones pueden surgir a través de la deliberación y la toma de decisiones, o a veces sin decisiones explícitas, como en las acciones habituales.

Papel en el comportamiento: Las intenciones se utilizan a menudo para explicar por qué las personas realizan determinados comportamientos y desempeñan un papel crucial en el inicio, el mantenimiento y la finalización de las acciones.

En contextos jurídicos, la intención se considera una de las principales formas de mens rea, el elemento mental de un delito. En filosofía, la intención se considera una actitud práctica distintiva que desempeña un papel fundamental en la planificación del futuro e implica deseo, aunque va más allá del mero deseo.

Desde la perspectiva de nuestra investigación, la primera afirmación, el compromiso, la intencionalidad, las funciones del comportamiento y el contexto jurídico son quizá las más pertinentes.

Pensemos en la historia ficticia de Trilby. Muy pocos conocen el título del libro o el hecho de que el libro de Georges Du Maurier de 1894 fuera el primer best-seller internacional. Pero casi todo el mundo conoce al protagonista, Svengali, el malvado hipnotizador anterior a Rasputín, el «santón» ruso. Rasputín alienó a la corte del Zar con su comportamiento, pero era muy apreciado por sus habilidades hipnóticas para controlar la hemofilia del zarevich. Cada uno de estos personajes puede describirse según la definición dada de intención, concretamente el lado negativo u oscuro. También entran en la categoría de trance carismático. Otro candidato para ello fue Adolf Hitler, entre muchos otros del pasado y del presente.

Una de las mejores exposiciones sobre el lado oscuro de la hipnosis se encuentra en la obra de Temple (Temple, Open to Suggestion). Otros también se han ocupado de ello: Weitzenhoffer, Watkins, Wells, Estabrooks, Young, Forel, Luys y Moll. Todos ellos consideraban que la hipnosis tenía potencial para el mal uso, mientras que Erickson pensaba lo contrario. La perspectiva de Erickson parece haber ganado la partida.

Machovec (Machovec, “Hypnosis Complications, Risk Factors, and Prevention”) recopiló una lista de secuelas negativas de la hipnosis sin las malas intenciones del operador. Hambelton (Hambleton, Practising Safe Hypnosis a Risk Management Guide) catalogó las ramificaciones legales en tres jurisdicciones –EE.UU., Gran Bretaña y Australia– del uso forense y el mal uso de la hipnosis. Alan Scheflin dedicó bastante tiempo a la hipnosis en el ámbito forense (Scheflin and Shapiro, Trance on Trial). Expone detenidamente por qué la hipnosis debe utilizarse con cuidado para minimizar y evitar resultados legales negativos.

Los derivados de la hipnosis, como la Programación Neurolingüística (PNL), tienen usos beneficiosos, pero el mercado está repleto de libros de instrucciones sobre los usos del lado oscuro. Los libros de hipnosis con fines de marketing también llenan el mercado y pueden considerarse guías del lado oscuro.

La adicción es un trance. Los signos y síntomas, o características, son congruentes con los de la EAC. Los cigarrillos tienen una sustancia química adictiva, la nicotina, pero una vez que se controla o se elimina, el incesante movimiento repetitivo de la mano hacia la cara (el objeto cognitivo) puede persistir hasta que también se elimine.

Los trances invasivos se incorporan a diversos medios o soportes utilizados contra nosotros por diversos actores: empresas, gobiernos y similares. Quizá el ejemplo más conocido sea MKUltra, las investigaciones internacionales de la CIA. Las terapias de biocampo y sus usos indebidos también entran en esta categoría. Puede que Mesmer y Esdaile tuvieran algo entre manos…

El éxtasis ha estado con nosotros desde los primeros tiempos del hombre. Normalmente, el chamán tribal, el curandero, era el exponente de esta habilidad. Las figuras religiosas también representan esta variedad de Trance, por ejemplo, Santa Teresa y San Juan de la Cruz. El lado oscuro conduce a la enfermedad chamánica en su mínima expresión. La evolución del papel conduce al brujo y a la bruja.

Esto nos lleva al Magick Trance (la grafía utilizada es para diferenciarla de la magia de entretenimiento). En sí misma, ésta no es todavía una actividad oscura hasta que se intenta resucitar demonios, como uno de los exponentes más conocidos, Alister Crawley. El chamanismo suele ser para el enriquecimiento de la tribu y de sus miembros individuales. La magia suele ser para beneficio personal, de ahí que sea un camino fácil hacia las intenciones corruptas.

Los trances avanzados son el resultado de muchos años de práctica. Como en todas las cosas, existe la dualidad, el yin/yang, de ellas. Weir cataloga esto en su obra como:

Uso hábil:  Uso no hábil:
Abstracción Dificultades de aprendizaje
Uso de símbolos Confundir el símbolo con la cosa
Meditación Fantasías ligadas a la creencia
Creativo Aburrido, literal
Hipnótico, persuasivo Sigue órdenes de forma poco crítica
Poderes mágicos Adicciones múltiples
Iluminación Ordinario, no creativo
Inmortal Inerte, perezoso, codicioso

Esta concisa exposición es un mero comienzo de un amplio tema para comprender y utilizar mejor la hipnosis en la clínica. Hay que conocer todo el campo de los EAC, no sólo la limitada información aséptica adquirida en lecturas, talleres y seminarios.

En resumen:

La oscuridad del trance - resumen

 

Referencias bibliográficas

  • Hambleton, Roger. Practising Safe Hypnosis a Risk Management Guide. Bancyfelin, Carmarthen, Wales: Crown House Publishing, Ltd., 2002.
  • Machovec, Frank. “Hypnosis Complications, Risk Factors, and Prevention.” American Journal of Clinical Hypnosis, 31, no. 1 (1988): 40-49. https://doi.org/10.1080/00029157.1988.10402766.
  • Scheflin, Alan W., and Jerrold Lee Shapiro. Trance on Trial. New York, New York: The Guilford Press, 1989.
  • Temple, Robert. Open to Suggestion. Wellingborough, Northamptonshire: The Aquarian Press, 1989.
  • Wier, Dennis R. The Way of Trance. New York, New York: Strategic Book Publishing, 2009. www.strategicbookpublishing.com