Tiago García: Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia – King’s College London.

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La hipnosis es una herramienta psicológica basada en evidencia, eficaz para reducir la ansiedad y modular respuestas fisiológicas, cognitivas y emocionales. Este artículo presenta una revisión narrativa de los fundamentos neurocientíficos de la hipnosis, su aplicación en el tratamiento de la ansiedad y sus ventajas frente a otras intervenciones. Se incluyen evidencias provenientes de estudios de neuroimagen, ensayos clínicos y revisiones sistemáticas. Además, se discute el papel de la autohipnosis, su integración con otras terapias como la TCC y el mindfulness, y su aplicabilidad en contextos médicos, universitarios y deportivos.

Los trastornos de ansiedad constituyen uno de los principales desafíos de la salud mental contemporánea, afectando a millones de personas en todo el mundo y comprometiendo significativamente su calidad de vida. La hipnosis, a menudo mal comprendida por el público general, representa una poderosa técnica clínica para el abordaje de la ansiedad desde una perspectiva integradora. Se trata de un estado de conciencia modificado, caracterizado por una focalización atencional intensa, una reducción de la percepción periférica y una mayor susceptibilidad a sugestiones terapéuticas. Lejos de ser un estado de inconsciencia, la hipnosis implica una participación activa del sujeto en un proceso de reestructuración cognitiva y emocional.

Desde la perspectiva neurocientífica, la hipnosis modifica la actividad cerebral en redes clave como la Red de Modo Predeterminado (DMN), la Red de Control Ejecutivo (RCE) y la Red de Saliencia. Estas alteraciones permiten que la mente se vuelva más plástica, flexible y receptiva al cambio terapéutico. Estudios con neuroimagen funcional han demostrado que durante la hipnosis se reducen los niveles de rumiación, disminuye la hiperactividad del sistema de alerta y se activan regiones relacionadas con el procesamiento emocional y la regulación autonómica. Esto facilita la desactivación de estados ansiosos persistentes.

En el contexto clínico, la hipnosis ha mostrado eficacia significativa en la reducción de síntomas de ansiedad generalizada, trastorno de pánico, ansiedad social y ansiedad situacional. El uso de sugestiones positivas, visualizaciones guiadas y anclajes fisiológicos permite al paciente recuperar una sensación de control interno y seguridad emocional. Además, su capacidad para inducir relajación profunda tiene efectos directos sobre el sistema nervioso autónomo, favoreciendo un estado de equilibrio entre los sistemas simpático y parasimpático.

Diversas investigaciones han comparado la eficacia de la hipnosis con tratamientos convencionales como la farmacoterapia o la terapia cognitivo-conductual (TCC), observando que la hipnosis no solo es efectiva, sino que puede potenciar los resultados cuando se combina con estas intervenciones. En particular, la combinación de hipnosis y TCC ha mostrado acelerar los procesos de cambio cognitivo, mientras que su integración con prácticas de mindfulness potencia la conciencia corporal y emocional, fortaleciendo la autorregulación del paciente.

La hipnosis también se aplica con éxito en contextos no clínicos, como la preparación para procedimientos médicos, el rendimiento académico y el entrenamiento deportivo. En medicina, reduce la ansiedad preoperatoria, disminuye la percepción de dolor y mejora la experiencia del paciente durante cirugías o tratamientos invasivos. En el ámbito universitario, ha demostrado eficacia en la reducción del estrés académico, la mejora del enfoque atencional y el aumento del rendimiento cognitivo. En deportes, facilita el estado de flow, optimiza la concentración y acelera la recuperación emocional tras eventos competitivos exigentes.

La autohipnosis, como extensión de la hipnosis clínica, permite al individuo cultivar un estado de calma y enfoque por sí mismo, convirtiéndose en una herramienta poderosa de autocuidado emocional. Cuando se practica de forma regular, la autohipnosis fortalece la resiliencia, promueve hábitos mentales saludables y permite responder a los desafíos diarios con mayor claridad y equilibrio. Técnicas como la visualización de un lugar seguro, la repetición de sugestiones afirmativas y el uso de respiración anclada son componentes esenciales de esta práctica, accesible y efectiva.

En conclusión, la hipnosis representa una intervención eficaz, segura y basada en evidencia para el manejo de la ansiedad. Su integración con otras terapias, su aplicabilidad en múltiples contextos y su base neurobiológica sólida la convierten en una herramienta de gran valor clínico. A medida que se difunde el conocimiento riguroso sobre sus beneficios, se espera que su uso ético y profesional siga creciendo en el campo de la salud mental.

«La mente es como el mar. La hipnosis nos enseña a surfear las olas de la ansiedad en lugar de ser arrastrados por ellas.»

 

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