Fernando Huerta Moreno: Psicólogo Clínico / Humane Psicología y Coaching - www.humane.es

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Parte imprescindible de nuestra existencia que nos sirve para compensar lo no vivido en la realidad para el descanso físico, el descanso psíquico y ocupa generalmente la tercera parte de nuestras vidas.

Nuestro sueño diario está dividido en 5 ciclos de unos 90 minutos cada uno. Cada ciclo consta de cinco fases: las 4 primeras son el denominado sueño lento y la 5ª es el llamado sueño rápido o sueño R.E.M. En cada ciclo del sueño aparece el sueño R.E.M, que es el descanso psíquico: en el primero, el sueño R.E.M es casi imperceptible, y va creciendo progresivamente en cada ciclo, de modo que, en el quinto, casi todo el sueño es sueño R.E.M; de ahí la importancia que tiene dormir unas ocho horas seguidas para conseguir un buen descanso psíquico. Por tanto, el descanso físico se consigue sobre todo en los cuatro primeros ciclos, y el descanso psíquico en el quinto.

Mientras estos ciclos se van sucediendo, nuestro cerebro no para de procesar; este procesamiento son los sueños. Soñamos varias veces al día y todos los días de nuestra vida, otra cosa es que lo recordemos o no.

Hay distintas clases de sueños: unos son llamados sueños compensatorios, que tratan de asuntos que deseamos y no realizamos en nuestra vida cotidiana. Otros son los denominados “resto del día”; lo vivido durante el día se introduce en el sueño y es procesado de forma particular. Otra clase de sueños son los posturales o de malestar corporal, son sueños desagradables, con temáticas de angustia, impotencia, incomodidad, que reflejan psíquicamente el malestar físico (cortes circulatorios, malas digestiones, dolores, etc). Las pesadillas son sueños de temas especialmente importantes, preocupantes, dolorosos o conflictivos que se introducen en el sueño sin que podamos evitarlo.

En el sueño, la censura que tenemos en la vigilia desaparece al igual que la lógica; por lo tanto los criterios normativos no existen. Tampoco existen los criterios de espacio, tiempo y realidad. Así podemos estar viviendo el pasado, el presente y el futuro al mismo tiempo, y estar al unísono en varios lugares diferentes con personas que son a la vez hermanos, novios, primos y todo lo que se pueda imaginar. El hombre, en función de la edad, cambia el número de horas de sueño que necesita. Este cambio se produce siempre de más a menos horas de sueño a medida que se avanza en edad. El lactante duerme unas veinte horas, a los 5 años un niño duerme de diez a doce horas, el adolescente nueve horas, unas ocho horas el adulto y seis horas el anciano.

Como curiosidad diremos que dentro de los mamíferos hay de todo en cuanto a la duración de horas de sueño, dependiendo de las distintas especies. Citaremos 2 ejemplos extremos: el máximo número de horas sería para el león macho, que duerme veinte horas, y el mínimo para la jirafa que duerme ocho minutos.

 

Supongo que con lo expuesto podemos extraer la importancia del sueño en nuestro equilibrio diario y en nuestra trama biográfica y el descabalamiento que se produce a todos los niveles cuando nuestro descanso se ve afectado.

 

 

Fernando Huerta Moreno (2010) El Sueño. Hipnológica, 3:18