Luis Conde Arranz: Profesor y diseñador gráfico.
Licenciado en Bellas Artes en la especialidad de Escultura.
Licenciado en Bellas Artes en la especialidad de Restauración y Conservación de Obras de Arte.
Profesor de Artes Plásticas y Diseño en la especialidad de Diseño Gráfico en la Escuela de Arte 10.

 Ver en formato PDF

Resumen

Una vez establecido el escenario en el que Csikszentmihalyi plantea el concepto de personalidad paradójica para el individuo creativo, se trata de contrastar la personalidad, la motivación y el comportamiento creativo de un artista reconocido de la talla de Eduardo Chillida con esas diez dimensiones de la complejidad propuestas por Csikszentmihalyi; a través del proceso de trabajo en su obra y fundamentalmente a través de sus reflexiones y pensamientos que dejó abundantemente plasmados en diferentes escritos.

Palabras clave
Complejidad, creatividad, comportamiento

“La pregunta es la más creativa de las conductas”
Alex Osborn

“El proceso de creación surge siempre de una pregunta, de un conflicto vagamente sentido,
de un problema no declarado que se anuncia”
Manuela Romo

“Todo mi trabajo es hijo de la pregunta. Soy un especialista en preguntas”
Eduardo Chillida

 

Diferentes perspectivas

Son muchos los estudios que se han realizado sobre la creatividad y desde muy diferentes perspectivas, siendo como es un tema con muy diversas y amplias facetas necesita por tanto de una imprescindible aproximación abierta y poliédrica, para facilitar un análisis más completo y tal vez complementario para aportar alguna luz a su complejidad. La creatividad es un tema de estudio que pese a estar implícito y fuertemente engarzado en todas las diferentes dimensiones vitales desde lo individual, a lo social, desde lo cultural, científico o artístico, a lo filosófico, político, empresarial o económico, es decir que ninguna de las dimensiones de la vida son ajenas a una cierta participación de la creatividad; sin embargo, para la mayoría de las personas la creatividad es un aspecto curioso y ajeno que se da en algunos individuos relevantes, que en demasiadas ocasiones mantienen un estereotipo de una idea de la creatividad, romántico y asociado a una lírica conexión con las musas, con unas dimensiones etéreas inalcanzables para el común de los mortales, una aproximación que también ha sido investigada en las teorías implícitas de la creatividad. En cualquier caso, a pesar de haber sido difundida la idea contraria, después de la verificación de las mismas cualidades características de la creatividad en todas las personas, se puede afirmar que cualquier individuo está capacitado para ser creativo, y depende de muchos otros factores complementarios el que esa creatividad se desarrolle en cierta medida y desemboque en un producto creativo de valor para la sociedad o para el ámbito que es capaz de reconocer ese valor.

Toda esta complejidad ha sido campo abonado para la psicología en el empeño de analizar, investigar y estudiar cuidadosamente todas estas facetas complejas por sí mismas y que a su vez generan una mayor complejidad en sus interacciones. Han sido muchos los autores que se han ocupado de la creatividad, desde John Dewey (1910) que elabora una teoría sobre los actos del pensamiento analizados en cinco niveles: Encuentro de una dificultad, delimitación de la misma, planteamiento de una posible solución, desarrollo lógico del planteamiento propuesto, y comprobación empírica de la solución-hipótesis. Implicando por tanto una generación del acto creativo a partir del pensamiento y centrado fundamentalmente en los procesos y el desarrollo de la experimentación creativa. También Graham Wallas (1926) investigando sobre el pensamiento creativo desde la psicología del pensamiento, que plantea como común al artista y al científico, y que propone según las cuatro fases paradigmáticas de preparación, incubación, iluminación y verificación. O las consideraciones respecto de los aspectos más sensibles de Donald McKinnon: “el estudio de los productos creativos es la base sobre la que descansa toda investigación en creatividad…” destacando así la importancia del producto sobre el resto. Aunque se considera como verdadero punto de partida, catalizador e impulsor del gran y definitivo interés por el estudio de la creatividad, el originado por la conferencia pronunciada por J.P. Guilford, psicólogo estadounidense, que en 1950 se dirigió a la APA (Asociación Americana de Psicología), titulada “Creativity”, con la que despertó este interés y se inició una larguísima y sólida carrera investigadora sobre la creatividad y los diferentes aspectos relevantes que presenta.

En todo caso, y teniendo en cuenta que habitualmente se consideran cuatro áreas de estudio de la creatividad centradas en diferentes aspectos, cada uno de ellos especialmente determinantes: persona, proceso, producto y situación; y aunque se afirme que sin producto no hay ni proceso ni persona; o se subraye la dificultad para conocer a la persona o definir su personalidad sin partir de la obra, sólo identificando las características de la personalidad relacionadas con la creatividad, de aquellas personas reconocidas especialmente como creadoras, podremos destacarlas, analizarlas y extraer las conclusiones pertinentes.

 

Chillida y Csikszentmihalyi

El planteamiento de este texto es contrastar la personalidad, la motivación y el comportamiento creativo de Eduardo Chillida con las diez dimensiones de la complejidad propuestas por Csikszentmihalyi; a través del proceso de trabajo en su obra y fundamentalmente a través de sus reflexiones y pensamientos que dejó abundantemente plasmados en diferentes escritos. A lo largo de su extensa carrera profesional no dejó nunca de plantearse todo lo que le parecía relevante para su creación que entendía como un compromiso con el arte, con la materia, con una dimensión trascendental del hombre, y consigo mismo, para ser honrado y fiel a todo aquello en lo que creía.

Chillida pasó toda su vida recogiendo sus pensamientos sobre su obra, las reflexiones que precedían a cada una de la obras que abordaba, y a las que volvía una y otra vez, para planteárselas desde otro punto de vista o para reformularlas continuamente. Chillida decía de sí mismo que tenía un carácter rumiante o asalmonado por la persistencia con que volvía siempre sobre los mismos temas aunque los elaborase de diferentes maneras. La mayor parte de sus escritos están formulados en forma de preguntas; en las que se interrogaba sobre el conocimiento, sobre la dimensión espiritual del individuo, sobre la percepción de la realidad, sobre el espacio y sobre el tiempo, y su relación con el hombre y del hombre con estas dos dimensiones, sobre la mar, sobre el concepto de límite, sobre lo conocido y lo desconocido. Decía el artista, “Las preguntas que yo lanzo al aire en mi discurso tienen que ver con el arte, pero también tienen que ver con el hombre. Son preguntas que guardamos todos los hombres en nuestro interior”.

Desde que se diera a conocer en la escena internacional allá por los años cincuenta, la obra de Chillida ha quedado representada en los principales museos y colecciones de arte de Europa y Estados Unidos. Asimismo, sus trabajos han sido comentados y analizados tanto por parte de los historiadores y críticos de arte como por poetas de la talla de Octavio Paz, Gabriel Celaya, José Ángel Valente, entre otros, y filósofos de la talla de Martin Heidegger o Gaston Bachelard. Galardonada en innumerables ocasiones y expuesta en numerosos museos y retrospectivas, su obra constituye un legado de referencia ineludible en el panorama artístico contemporáneo. Para muchos fue el mejor escultor español de la segunda mitad del siglo XX. A lo largo de sus más de cincuenta años de trayectoria creativa, Chillida exploró conceptos (opuestos para algunos, complementarios para él) como los de vacío y volumen, luz y sombra, límite e infinitud. El material del que estaban hechos sus trabajos (aun indagando en componentes tan diversos como el hierro, la piedra, el alabastro, el acero o el hormigón) no fue para él un fin en sí mismo, como tampoco lo fueron esas formas austeras y arcanas tan definitorias de su trabajo. Más allá de la materia y la forma, lo que quiso expresar Chillida a través de sus obras fue una concepción ética, mística y trascendental de la existencia.

Por tanto es un ejemplo excepcional para establecer esta confrontación con las diversas dimensiones de la complejidad creativa planteadas por Csikszentmihalyi.

 

La personalidad paradójica o las 10 dimensiones de la complejidad

Cuando Csikszentmihalyi se pregunta en torno a la personalidad creativa, ¿qué tipo de persona es capaz de interiorizar todo el complejo sistema que hace posible la creatividad?; para poder dar respuesta a esta pregunta hace algunos apuntes que pueden ser significativos o tener un cierto peso en dicha creatividad; como por ejemplo sobre la influencia de la predisposición genética, como posible causa que favorezca en alguna medida la creatividad, y deriva la posibilidad de una ventaja sensorial en la percepción con mayor sensibilidad hacia el color o la luz, pero no parece muy determinante puesto que incluso una carencia sensorial puede ser neutral en la influencia sobre la creatividad, como ocurre por ejemplo en el caso de la sordera de Beethoven; sin embargo sí puede ser responsable de un precoz interés por el campo, algo que sí podría ser muy importante como ingrediente de una mayor creatividad. “Sin una buena dosis de admiración e interés por cómo son las cosas y por cómo funcionan, es difícil reconocer un problema interesante. También una apertura a la experiencia, una atención fluida que procese continuamente lo que ocurre a nuestro alrededor, es una gran ventaja para reconocer una potencial novedad. Toda persona creativa está más que dotada de estos rasgos”.

Si no se produce este tipo de interés por un campo es difícil que alguien pueda dedicarse con profundidad a alguna actividad relativa a ese campo, y menos aún que pueda llegar a aportar algo que amplíe sus fronteras. Además una persona creativa necesita acceder al campo, y esto depende de ciertos aspectos ajenos a ella, e incluso en cierta medida de la suerte. Apunta Csikszentmihalyi que haber nacido en una familia con medios o cerca de buenas escuelas es sin duda una gran ventaja, y de nada le serviría a una persona ser extremadamente inteligente, curiosa y predispuesta si no puede aprender lo que le permita actuar en un determinado sistema simbólico, enlazando con lo que el sociólogo Pierre Bordieu denomina el “capital cultural” que ha de suponer una serie de ventajas muy considerables; aunque esto no tiene que ser irremediablemente determinante, y de hecho se encuentran ejemplos de personas que tropezando con enormes barreras para ese acceso al campo, finalmente han sido capaces, sumando otros ingredientes, de provocar ese acceso de alguna manera; un ejemplo de ello es Manfred Eigen, premio Nobel de química en 1967, que sin finalizar sus estudios de secundaria y habiendo sido capturado y llevado a un campo de  prisioneros al final de la segunda guerra mundial, escapó y atravesó a pie media Europa para llegar a la ciudad de Gotinga al saber que estaba allí la mejor facultad de física a pesar de los desastres de la guerra, para conseguir su empeño de estudiar ciencias.

Por otra parte el acceso al ámbito también es algo muy importante, ya que alguien que no es conocido y apreciado por las personas imprescindibles tendrá muy difícil realizar algo que sea considerado creativo, no dispondrá de las ocasiones pertinentes para acceder a las oportunidades necesarias y si consigue hacer algo realmente novedoso, interesante y creativo, es probable que no llegue a conocerse y que sea rechazado por aquellos que juzgan la pertinencia del hecho. Generalmente el acceso a los ámbitos suele estar fuertemente restringido por sus “guardianes” y genera un proceso de muy difícil acceso. George Stigler define el proceso como una bola de nieve, que supone estar en el lugar adecuado, donde se están realizando progresos científicos de vanguardia, en los laboratorios mejor dotados, y en el que un científico destacado obtiene financiación para emprender una investigación que atraiga a otros profesores y como consecuencia a los mejores estudiantes, hasta que se forma progresivamente una corriente de opinión positiva que genera un atractivo irresistible para cualquiera que acceda al ámbito. Al igual que hace un siglo los jóvenes que aspiraban a ser artistas necesitaban ir a Paris para ser reconocidos o posteriormente estar en Nueva York para alcanzar el reconocimiento del establishment artístico.

Siendo por tanto evidente que el acceso al campo y el acceso al ámbito son muy importantes para las posibilidades de desarrollo y para el reconocimiento del individuo creativo, Csikszentmihalyi sin embargo centra su interés en este sentido sobre la complejidad de la personalidad creativa, y así define: “la creatividad es la propiedad de un sistema complejo, y ninguno de sus componentes puede explicarla por sí sólo… con esto quiero decir que muestran tendencias de pensamiento y actuación que en la mayoría de las personas no se dan juntas. Contienen extremos contradictorios: en vez de ser individuos, cada uno de ellos es una multitud. Lo mismo que el color blanco incluye todos los matices del espectro lumínico, ellos tienden a reunir el abanico entero de las posibilidades humanas dentro de sí mismos”. Estos componentes son cualidades que todo individuo tiene aunque somos educados para desarrollar un solo extremo de estas dualidades, generalmente podemos crecer cultivando el lado agresivo y competitivo, despreciando o reprimiendo el opuesto aspecto cooperativo; sin embargo en una personalidad compleja se pueden dar a la vez las dos cualidades simultáneamente o en diferentes momentos. Supone la capacidad de expresar todo el espectro de rasgos posibles entre los dos extremos que están potencialmente presentes en todo individuo pero que sólo cultivamos uno de ellos. Existen investigaciones anteriores a la de Csikszentmihalyi que atribuyen a las personas creativas rasgos aparentemente contradictorios como la apertura a la experiencia y la preferencia por la dificultad y la complejidad, pero siempre considerando estos rasgos por separado en una relación ortogonal, pero no formando parte de un continuo en el que representan variaciones de una misma línea. El concepto de “multimente” de Robert Ornstein es esa tendencia del cerebro a integrar secuencias neuronales separadas y frecuentemente opuestas con lo cual a menudo se producen pensamientos y acciones incongruentes o contradictorias dentro de la misma persona. Tal vez los individuos creativos sean más propensos a aceptar y potenciar esta característica de la mente. También el concepto de sobreinclusión descrito por Eysenk, que se da tanto en la psicosis como en la creatividad y que se caracteriza por un grado extremo de generalización de estímulos, es decir asociaciones amplias entre conceptos y falta de definición de fronteras de los significados de cada uno de ellos, con la importante diferencia que señala Eysenk, que el pensamiento creador dispone de un mecanismo de filtro que permite una evaluación crítica de los productos del pensamiento sobreinclusivo y que retiene las asociaciones relevantes y útiles. También Howard E. Gruber se plantea en qué campos opera el pensamiento creativo y cómo se comporta la persona creativa mientras está inmersa en el proceso de creación: “La persona pensante total encierra una cantidad de subsistemas en interacción. Uno de esos subsistemas implica la organización del conocimiento. La persona creativa busca relacionar diversas facetas y teorías que se encuentran dispersas en su campo de interés a efectos de encontrar una síntesis coherente y completa”. Lo cual implica una red de actividades y una complejidad en la búsqueda que suele atrapar su curiosidad durante largos períodos de tiempo, lo que a su vez deriva en el análisis de la motivación y la dedicación intensiva de muchas horas que marcan algunas diferencias fundamentales entre el pensamiento creativo y el pensamiento ordinario. Desde la perspectiva de la psicología humanista de Maslow “…hablamos de una dimensión global de la personalidad a la cual es difícil acceder: la de la autorrealización. Las habilidades cognitivas son irrelevantes y ser creativo es una forma especial de estar en el mundo, la de la persona autorrealizada, una forma especial de carácter donde se conjugan, en un difícil equilibrio, la autoafirmación con el altruismo, el instinto con la razón, el placer con el deber, en una personalidad liberada, abierta a la experiencia, segura de sí misma y feliz”.

Diferentes especialistas han intentado describir los rasgos de personalidad peculiares de las personas creativas obteniendo en muchos casos conclusiones coincidentes. Rasgos como la sensibilidad, la apertura a la experiencia, la autosuficiencia, la falta de interés por las normas sociales y por la aceptación social, pueden incrementar la probabilidad de que estas personas intenten innovar en su campo. Una de las muchas definiciones que se han dado de la creatividad es la de la capacidad de plantearse problemas y hacerse preguntas que conduzcan a la resolución de dichos problemas; capacidad que lleva consigo unos procesos de pensamiento que difieren de los procesos de pensamiento ordinario ya que dicho pensamiento no suele plantearse problemas sino que intenta dar respuesta adecuada a cada caso que se le plantea. Manuela Romo plantea una definición de la creatividad como “una forma de pensar cuyo resultado son cosas que tienen a la vez novedad y valor”. Y este proceso de pensamiento, en lo relativo a aquellas características que resultan favorables para la creatividad, implica una serie de funciones cognitivas como son: la sensibilidad a los problemas que comprende una búsqueda de la novedad y una actitud crítica; una flexibilidad de pensamiento y originalidad en la búsqueda de las soluciones, y un pensamiento analógico, así como unos rasgos personales del tipo de una gran perseverancia ante los obstáculos, capacidad de asumir riesgos, tolerancia a la ambigüedad, apertura a la experiencia, autoconfianza, independencia, motivación intrínseca y motivación de logro, que coinciden en buena medida también con aquellos rasgos de personalidad señalados por Robert Sternberg: perseverancia ante los obstáculos, capacidad de asumir riesgos, voluntad de crecer, tolerancia a la ambigüedad, apertura a la experiencia y autoconfianza.

Sin embargo Csikszentmihalyi concluye que tales rasgos unipolares son menos exactos para describir la personalidad de los individuos creativos que la noción dialéctica de la complejidad que él propone, y afirma que no hay un tipo de personalidad que pueda asumir y explicar la creatividad por completo, y por ello se pregunta ¿no hay rasgos que distinguen a la gente creativa?; y responde a esta pregunta afirmando que si tuviese que explicar la creatividad con una sola palabra, ésta sería “complejidad”. Tener una personalidad compleja significa ser capaz de expresar la totalidad del abanico de rasgos que están potencialmente presentes en el repertorio humano, pero que habitualmente se obvian, se reprimen, se desprecian, se anulan porque apostamos por un extremo en perjuicio o detrimento del otro. Esta propuesta de personalidad compleja tiene una fuerte relación con aquello que Carl Jung denominaba una “personalidad madura”, concepto con el que planteaba que cada uno de los puntos fuertes de un individuo tiene un lado sombrío y que mientras repudiemos esas sombras nunca podremos estar completos ni satisfechos del todo. Csikszentmihalyi dice que “Una personalidad compleja no supone neutralidad, ni el término medio, […] más bien supone la capacidad de pasar de un extremo al otro cuando la ocasión lo requiere”.

De ahí que establezca esos diez pares de rasgos aparentemente antitéticos como características de la creatividad, que en este caso aplicados a la figura de Chillida nos dan el resultado siguiente:

1. Energía física vs calma y reposo

Los individuos creativos tienen una gran cantidad de energía física, pero también están a menudo callados y en reposo. Trabajan muchas horas con gran intensidad y concentración. Parece que la energía de estos individuos se genera en su interior y se debe más a la concentración de sus mentes que a la superioridad de sus genes. Pero también se toman con frecuencia, profundos descansos.

Chillida tenía una energía enorme en su interior, trabajaba incansablemente y se tomaba tiempos de reflexión mientras observaba los bocetos realizados, mientras se instalaban sus obras públicas en el lugar de destino, mientras charlaba con los operarios de la fundición, etc. La propia práctica de la escultura en general y de la talla en piedra en particular conlleva una actividad física enorme. Como no podía ser de otra manera, Chillida se sumergía en largos procesos de trabajo físico en el desarrollo de las piezas y en otros momentos ocupaba su tiempo fundamentalmente en largas reflexiones y observaciones del entorno.

“La obra es para mí contestación y pregunta”

“Yo seguiré trabajando, no me voy a jubilar nunca, seguiré trabajando hasta que me muera”

2. “Avispados” vs Ingenuos

Los individuos con un CI (cociente intelectual) por debajo de 120 pueden tener dificultad para hacer un trabajo creativo, pero más allá de este índice no hay una relación entre creatividad y CI. Por otra parte, Goethe decía que la ingenuidad es el atributo más importante del genio, y Howard Gardner señala que una cierta inmadurez, tanto emocional como mental, puede ir de la mano con las intuiciones más profundas. Además parece que los individuos creativos son capaces de usar bien dos formas opuestas de pensamiento, el convergente y el divergente, una distinción realizada por primera vez por J.P. Guilford, que creó los primeros test para medir el pensamiento divergente convencido de que era característico de la creatividad, posteriormente perfeccionados por Paul Torrance y aún más recientemente por Mark Runco. El convergente, medido por los test de inteligencia, que conlleva la resolución de problemas racionales con una sola respuesta correcta; y el divergente, que lleva a una solución no convenida, y supone fluidez, flexibilidad y originalidad, que son las dimensiones del pensamiento que pretenden medir los test de creatividad. Darwin afirmaba que sólo había tenido dos o tres ideas buenas en toda su vida, pero fueron tan fecundas que le mantuvieron ocupado toda la vida. “El pensamiento divergente no es de gran utilidad sin la capacidad de distinguir una idea buena de otra mala, y esta selección exige el pensamiento convergente”.

Chillida tenía una profundidad de pensamiento en sus reflexiones metafísicas que se expresaban posteriormente en sus obras, era un hombre con una capacidad intelectual evidente. Pero a la vez mostraba ciertas dosis de “ingenuidad” o lejanía y desprendimiento tal vez de las cosas cotidianas, y como resultado esa ingenuidad por desconocimiento de todo lo que no implicaba directamente la creación de su obra.

“Si yo hago la escultura que hago es para tratar de explicar cosas que no se pueden explicar de otra manera”

3. Carácter lúdico vs Disciplinado

Este rasgo enfrenta el disfrute, la alegría y la diversión con la actividad realizada, con el rigor, la responsabilidad y la seriedad en su desarrollo. Presenta Csikszentmihalyi el ejemplo de la escultora Nina Holton: “Dile a cualquiera que eres escultora y te dirán ‘Oh, qué emocionante, qué maravilloso’. Y yo suelo decir ‘¿Qué es tan maravilloso? ’, la mitad del tiempo es ser albañil o carpintero. Pero no quieren oír eso, porque en realidad sólo imaginan la primera parte, la parte emocionante. […] así la segunda parte es mucho trabajo duro. Y la escultura es eso. Es la combinación de ideas desenfrenadas y maravillosas y, después, mucho trabajo duro”. En definitiva es un rasgo paradójico que combina la disciplina y lo lúdico, la responsabilidad y la irresponsabilidad. John Wheeler dice que aprecia en un físico joven la capacidad de mantener algo de la alegría de la broma para explorar ideas, un dinamismo que asocia con la diversión en la ciencia de dar vueltas a las cosas. El premio Nobel de física Hans Bethe respondía con una sonrisa sobre lo que le permitió resolver los problemas físicos, que hacen falta dos cosas. Una es cerebro y la otra estar dispuesto a pasar largas horas pensando, sabiendo perfectamente que tal vez no saques nada en claro.

Chillida mostraba una disciplina férrea en el desarrollo de su obra, una seriedad castrense y
un rigor matemático, pero a la vez era un individuo al que le gustaba disfrutar de los placeres de la vida, según la opinión de quienes le trataron directamente, un tipo cordial, amable y con buen humor, cercano a la gente con la que trataba en el curso de su trabajo.

“El deseo de experimentar, de conocer, me ha hecho llevar siempre una marcha discontinua. ¿No se deberá esto a que me interesa más la experimentación que la experiencia, así como prefiero el conocer al conocimiento?”

4. Fantasía vs Sentido de la realidad

Albert Einstein escribió que las dos formas más sublimes de escapar de la realidad que los seres humanos habían creado eran el arte y la ciencia. Y considerando que son dos modos de acceder mediante la imaginación a mundos diferentes de la realidad cotidiana, realmente son modos de ir más allá de la realidad. Pero aquello que imaginan los individuos creativos y que se convierte en ideas novedosas y en realidades que hacen avanzar, que hacen evolucionar a la humanidad, ha sido previamente considerado por la sociedad como fantasías sin conexión alguna con la realidad. Tal vez un ejemplo muy significativo que nos sirve para ilustrar esta situación paradigmática es el artista del renacimiento por excelencia, Leonardo daVinci.
Algunos de los proyectos de Chillida comenzaron como algo sólo posible en la mente del artista, pero fueron llevados a cabo y convertidos en realidad, como por ejemplo sus obras tan conocidas como el Peine del Viento, el Elogio del Horizonte o la montaña de Tindaya, la montaña templo. En este último caso hablamos de una escultura que es una montaña natural a la que se le metería dentro el espacio, “…que la piedra se extraiga de dentro, y en su hueco yo ordeno el vacío del monumento a la concordia”, convirtiéndola en un templo que ofrecería al espectador la relación con ese espacio interior, con ese vacío; en palabras del artista: “Este proyecto es como un templo. Dentro de ese espacio cabe por ejemplo el Panteón de Roma, para que te des cuenta de la dimensión. Es muy sencillo, es un espacio que tiene tres comunicaciones con el exterior, una con el sol, otra con la luna y otra con el horizonte”.

Chillida proyectó la idea de esculpir una montaña después de desarrollar durante años en diferentes obras y series de obras, el verso “lo profundo es el aire” de Jorge Guillén, que toma como inspiración o punto de partida para “meterme dentro de las piedras” en aquellas obras sobre piedra que están sólo trabajadas por dentro e intactas en su aspecto externo.

“Incidiendo en el espacio con la materia. Incidiendo en la materia con el espacio”.

5. Extraversión vs Introversión

En la actual investigación psicológica, la extraversión y la introversión son consideradas los rasgos más estables de personalidad que diferencian a la gente entre sí y que pueden ser medidos de forma fiable. “Los individuos creativos, en cambio, parecen manifestar ambos rasgos al mismo tiempo”. Afirma Csikszentmihalyi: “Sólo aquellos que puedan tolerar estar solos son capaces de dominar el contenido simbólico de un campo”. Aunque también es muy común que los individuos creativos expresen la importancia que otorgan a la relación con otras personas, a escuchar e intercambiar ideas y llegar a conocer el trabajo de otros; a este respecto decía el físico John Wheeler: “Si uno no da vueltas a las cosas con otras personas, se queda aislado. Siempre digo que nadie puede ser alguien sin otro que esté a su lado”.

Chillida era un individuo callado, reflexivo, meditabundo en su intensa concentración, buscando las respuestas que estuvo buscando toda su vida, buscando respuestas y buscando preguntas nuevas que formular. Pero también era un tipo al que le gustaba charlar con la gente, que adoptaba una postura cercana y afable, y alguien a quien le gustaba compartir sus pensamientos y acompañarlos por los comentarios o reflexiones de otros. Así realizó trabajos conjuntos y colaboraciones con el filósofo Heidegger o junto al poeta Jorge Guillén, entre otros muchos.

6. Humildes vs Orgullosos

Esta dualidad también se expresa en términos de ambición vs desinterés, o en competencia vs cooperación.

Es muy común aquella situación en que se espera que al conocer a una persona famosa, a una persona relevante, se exprese con timidez y modestia en lugar de con la arrogancia esperada, y dice Csikszentmihalyi que se debe a que estos individuos son conscientes de que,
en palabras de Newton, están “sobre hombros de gigantes”. “Su respeto por el campo en el que trabajan les hace conscientes de que le han precedido muchos que han contribuido a facilitar su trabajo, también son conscientes del papel que desempeña la suerte en sus logros, y además suelen estar tan centrados en proyectos actuales o futuros, que las realizaciones pasadas ya no les interesan demasiado”.

Chillida mostró durante toda su vida una actitud de humildad y accesibilidad muy grandes. Desde el aprendizaje que tuvo que hacer con el herrero cuando volvió de París, frustrado en la búsqueda de su camino escultórico; hasta la conversación que mantenía con el operario de la fundición o de la instalación de la pieza; como aquella anecdótica conversación recogida más tarde, que mantuvo con el trabajador electricista que hacía unas reparaciones en el estudio, y le comentó que reconocía en aquella forma abstracta algo como la música, cuando Chillida trabajaba en una pieza en homenaje a la música de Bach. Del mismo modo con todos aquellos que le conocieron y le rodearon a lo largo de su vida, mantuvo una actitud abierta y cercana, siendo al tiempo reconocido como un escultor de fama mundial y una autoridad artística excelente de un prestigio magnífico entre los mejores.

“Me mido a diario para ver si he crecido, no para conocer mi estatura”

“Algunos aciertos entre miles de fracasos, eso son mis obras”

7. Masculinidad vs Feminidad

Generalmente en todas las culturas los hombres son educados para valorar su masculinidad, reprimiendo aquellos aspectos que se puedan consideran culturalmente femeninos, y comportarse en consecuencia, y las mujeres en la expectativa opuesta. Sin embargo, los individuos creativos se escapan a este estereotipo y tienen una cierta tendencia hacia la androginia psicológica, que como explica Csikszentmihalyi se refiere a la capacidad de la persona para mostrar valores culturalmente considerados masculinos o femeninos de manera ocasional, ser al mismo tiempo una persona agresiva y protectora, sensible y rígida, dominante y sumisa, sea cual sea su género. Los individuos creativos escapan con frecuencia a este rígido estereotipo de los papeles asumidos por razón de género.

Dice el galerista francés Aimé Maeght que cuando Chillida se enfrentaba a una escultura solía decir: “Hay que dejar que el material se exprese libremente, el artista puede manipular el material con sus herramientas, pero sólo con su consentimiento”. Esto expresa el grado de sensibilidad con que el artista se acercaba al material, escuchándolo, intentando comprenderlo para extraer lo mejor de su interior, para expresar en la medida más excelente posible su mensaje, también mediante la materialidad del alabastro, de la piedra, del hierro, del hormigón o del papel.

“El escultor encuentra las superficies mirando siempre en profundidad. Esto es, redondo alrededor de lo que se mira, siendo indiferente la forma de lo que se mira. A la escultura se tiene acceso desde ese campo redondo alrededor. No hay otra posibilidad”.

La sensibilidad de Chillida tiene una profundidad enorme en la capacidad de elaborar su discurso, en el tratamiento de la materia, en la composición formal de la obra, en la musicalidad de los espacios, en continuo diálogo entre el interior, el exterior y el entorno, el tratamiento de la luz que penetra en esos espacios. Así como en la capacidad de relacionar, mediante una visión holística, diferentes conceptos y lenguajes para conformar unos espacios, tanto los que definen el lugar que ocupa la obra, como los espacios “metidos” en la materia para definir sus límites. Chillida maneja una sensibilidad poética certera y precisa que hace que de la misma forma escriba un pensamiento como un haiku despojado de todo lo accesorio y completo como un universo; o que defina un espacio sutil y preciso con la dureza del hierro, del acero corten; o ponga en levitación una masa enorme de hormigón, dotándola de una ligereza gravitatoria imposible.

Del mismo modo que se podrían considerar teñidos de cierta rigidez otros aspectos de su proceso de trabajo, o considerar agresivo y dominante el modo de acercarse o seleccionar los materiales para sus obras; un acero resistente y desafiante sobre el mar y el viento, en El Peine del Viento, a la vez que pretende un diálogo entre las fuerzas de la naturaleza y su obra; desafío e integración. Consideraba muy importantes algunas enseñanzas de su padre, un militar del ejército de Franco, como aquella que citaba “el hombre tiene que tener el nivel de la dignidad siempre por encima del miedo. Como si fuera un termómetro, para ser honrado y poder decir lo que piensa”. O en otro sentido, Chillida da muestras de una confianza en sí mismo inquebrantable, con una actitud muy firme, pudiendo hacer suyas aquellas palabras de Marie Curie “la vida no es fácil para ninguno de nosotros. Pero, ¡qué importa!, hay que perseverar y, sobre todo, tener confianza en sí misma. Hay que creer que se está dotado para alguna cosa y esta “cosa” hay que alcanzarla cueste lo que cueste”.

“La experiencia se orienta hacia el conocimiento. La percepción, hacia el conocer”

8. Conservador vs Rebelde

Se asocia inmediatamente con los individuos creativos el perfil de rebeldes e independientes, pero como es imposible ser creativo sin asumir un campo de la cultura con sus reglas, por tanto en cierta medida tendrá un perfil tradicionalista o conservador de algunas reglas. Dice la artista Eva Ziesel “…no puedes intentar siempre ser diferente. Quiero decir, diferente de lo diferente, de lo diferente. En segundo lugar, querer ser diferente no puede ser el acicate de tu trabajo; ser diferente es un acicate negativo, y ningún pensamiento creativo nace de un impulso negativo […] sólo un impulso positivo puede hacerlo”.

Jacob Getzels y Philip Jackson realizaron por primera vez una comparación entre niños con alta puntuación en test de inteligencia, pero no así en test de creatividad, y otros con alta puntuación en test de creatividad, pero no en los de inteligencia; y descubrieron que eran grupos completamente diferentes. Los niños con alto CI eran más convencionales y su motivación era más extrínseca, mientras que los muy creativos eran más rebeldes y estaban motivados más intrínsecamente.

Por otra parte la disposición a correr riesgos, a romper con la seguridad de la tradición, también es necesaria, es imprescindible para ir más allá. Chillida siempre se mostró muy innovador en su relación con la materia, pero a la vez muy respetuoso y conservador respecto de sus características fundamentales y de sus valores particulares, así como con los de su tierra; con el modo de intervenir en la materia y en el espacio, de reflexionar sobre el espacio, sobre los límites, sobre las posibilidades de relación entre el vacío y el espacio, la percepción de la luz, la materia, etc. Y, por otro lado, habla siempre de esa búsqueda artística que no va unida a la experiencia, sino a la experimentación continua.

“Tengo las manos de ayer, me faltan las de mañana”

9. Apasionados vs Objetivos

“La mayoría de las personas creativas sienten gran pasión por su trabajo, aunque pueden ser sumamente objetivas también con respecto a él”. Esta cercanía y toma de distancia suele ser señalada como una parte importante de la relación con el trabajo creativo y tiene una base sólida argumental, puesto que sin una cierta dosis de pasión no se puede mantener el interés por una tarea difícil, pero sin una cierta dosis de objetividad perderá la solvencia y la credibilidad. Algunos autores hablan de una cierta alternancia como entre el yin y el yang.

En este caso, Chillida era un perfecto ejemplo de pasión por su trabajo, de implicación en su proceso de reflexión, en su proceso creativo y en el desarrollo y construcción e instalación en su caso de las obras. Pero junto a una actitud apasionada por su obra, siempre había un proceso de reflexión distante y objetivo sobre los conceptos manejados, sobre el proceso de pensamiento que desembocaba en la obra material. Ésta es una alternancia o dualidad que se hace presente en toda su obra; interviene con pasión sobre el espacio, sobre la materia, escribe con pasión, dibuja con pasión, se implica en la obra con pasión y pretende y busca la implicación apasionada del observador; pero también muestra de manera muy señalada una objetividad quirúrgica en sus reflexiones, un alejamiento de la obra para permitir esa percepción y pensamiento racional, un análisis preciso del espacio, del vacío provocado y de la forma en sus obras; un análisis pormenorizado de las connotaciones implícitas en sus decisiones escultóricas, y en la relación buscada de la obra con el espectador.
“Es bastante sencillo, todo se reduce a aprender a preguntar”

10. Capacidad de sufrimiento vs Placer

Las personas creativas difieren entre sí de diversas maneras, pero en un aspecto son unánimes: les encanta lo que hacen”. Y les gusta más allá de la esperanza de una recompensa de algún tipo, fama, dinero, etc., sino que lo hacen por el puro placer de disfrutar de su labor, y además es un rasgo común a personas creativas de muy diferente campo y actividad que se mantiene invariable. Esa calidad de la experiencia, esa experiencia óptima es lo que Csikszentmihalyi denomina “fluir”, una actividad que se convierte en autotélica. “La apertura y sensibilidad de los individuos creativos a menudo los expone al sufrimiento y el dolor, pero también a una gran cantidad de placer”.

“Quizás lo más difícil de soportar para un individuo creativo es la sensación de pérdida y vaciedad que experimenta cuando, por una razón u otra, no puede trabajar. Dicha sensación es especialmente dolorosa cuando la persona cree que su creatividad se está secando; entonces el concepto de sí mismo queda comprometido en su totalidad”. Una de las situaciones más difíciles de soportar para un individuo creativo es la sensación de incapacidad, de vacío que imposibilita el trabajo, aún agravada cuando siente que se está “secando” su creatividad y siente comprometida su propia esencia, como dice el poeta Mark Strand cuando habla del “bloqueo de escritor” que resulta tan doloroso porque compromete la propia identidad, ya que si eres escritor porque escribes y se te reconoce como tal, si no escribes, se pregunta ¿qué eres? Sin embargo, cuando el creativo está trabajando sumergido en su especialidad, todo desaparece reemplazado por una sensación de placer. Quizás la cualidad más importante, la que está presente de forma más constante en todos los individuos creativos, es la capacidad de disfrutar el proceso de creación por sí mismo, la motivación intrínseca del propio proceso.
Chillida establece una relación muy íntima y casi mística con la obra, a través de un misterioso proceso creativo de elaboración de preguntas y afirmaciones, y conversión de afirmaciones en preguntas de nuevo, en una búsqueda casi infinita de las respuestas esenciales del individuo respecto de su ser y del entorno, de su trascendencia y su esencia, de las respuestas que ha buscado el hombre desde la noche de los tiempos, desde sus orígenes. Para Chillida había en su trabajo un componente de comunión mística que envolvía y comprometía al artista hasta lo más profundo, en una actitud que no permitía separar su trabajo de su reflexión, de su vida personal.

“La obra es para mí contestación y pregunta”

“En una línea el mundo se une, con una línea el mundo se divide, dibujar es hermoso y tremendo”

Todos los rasgos expuestos son difíciles de encontrar en la misma persona, pero, como queda dicho anteriormente, el individuo creativo puede operar en los dos extremos de estas polaridades y en todos los posibles espacios situados entre dichos extremos, y en este caso Chillida presenta muchas de estas dualidades de manera acentuada en su actividad artística y creadora, ofreciendo un magnífico ejemplo de la personalidad paradójica o de las diez dimensiones de la complejidad que propone Mihaly Csikszentmihalyi.

Referencias bibliográficas

  • Barañano, K. (1998). Chillida 1948-1998. Catálogo de la exposición. Madrid. Museo Nacional Reina Sofía.
  • Chillida, E. (2005). Escritos. Madrid. La Fábrica.
  • Csikszentmihalyi, M. (2006). Creatividad. El fluir y la psicología del descubrimiento y la invención. Barcelona. Paidós.
  • Gardner, H. (2008). Las cinco mentes del futuro. Barcelona. Paidós.
  • Maslow, A. (2007). El hombre autorrealizado. Barcelona. Paidós.
  • Obradors Barba, M. (2007). Creatividad y generación de ideas. Universidad de Valencia.
  • Romo, M. (2005). Psicología de la creatividad. Barcelona. Paidós.
  • La Revista de El Mundo (1997). Entrevista a Eduardo Chillida.
    http://www.elmundo.es/larevista/num94/textos/chi1.html
  • ArteSpain.com (1997). Entrevista a Chillida.
    http://www.artespain.com/eduardochillida/entrevista_a_eduardo_chillida_1997.htm

____________________________________
Publicado originalmente en Paperback nº 8. 2012.

  

Luis Conde Arranz
Profesor y diseñador gráfico
Licenciado en Bellas Artes en la especialidad de Escultura.
Licenciado en Bellas Artes en la especialidad de Restauración y Conservación de Obras de Arte.
Profesor de Artes Plásticas y Diseño en la especialidad de Diseño Gráfico en la Escuela de Arte 10.

 

 

Luis Conde Arranz (2015) La Personalidad Creativa. Hipnológica, 8:12-22